sábado, 15 de septiembre de 2012

Autopista a la soledad



A Julio Cortázar

Luego de crear un país y un mundo nuevo, diferente, un universo armónico, Julio -el ingeniero-  estrelló su Peugeot 404, muriendo en el acto al saberse súbitamente solo y que todo fue producto de su imaginación.

jueves, 26 de abril de 2012

El coleccionista


Le obsesionaba aquel tema. Coleccionar. Había emprendido la tarea de terminar aquel cuento tantas veces postergado.
Se había encerrado varios días y varias noches de sus vacaciones con ese único fin.
Aquella mañana, su mujer, hastiada del olvido y del deseo contenido, decidió entrar al estudio. Se encontró con unas cuantas hojas garabateadas en el piso y a Javier, de bruces, en la cama.
Levantó morbo aquel legajo, intrigada por la obsesión aquella de escribir. Leyó y leyó.
"Javier miró en torno suyo. Intentó hacer un recuento de todas sus colecciones. No pudo lograrlo de un solo intento. Tuvo que recostarse en el sofá. Cerró los ojos y recordó.
Nunca tuvo la gracia para coleccionar. Siempre le distraía algo nuevo. Siempre. Su padre no era buen coleccionista, su madre si. Lo poco que aprendió fue de ella.
A ver, a ver... y se apilaron las imágenes desde su niñez hasta lo último que vio esa madrugada. Desfilaron ante su memoria todo ese cúmulo de imágenes que lo habían vivificado y que también lo habían destruido. Cómo no coleccionar..."
Nada se parecía a aquello que sentía. Lloró largo rato ante las cosas que sabía, que intuía o que no sabía, de plano. Se dio cuenta de que también ella coleccionaba, pero no era tan valiente como para aceptarlo. Se dio cuenta de la vida sin tiempo que transcurrió y que nunca pudo encontrarle sentido. Repasó sus propias colecciones.
Un esfuerzo inmedible y continuó su lectura.
"No hay nada que pueda abrir al otro y mirar a su interior. Si ni nosotros mismos sabemos que escondemos a nuestros propios ojos.
Míralos. Castos, corteses, sumisos. ¡mentiras¡ muertos luchando contra lo que somos.
Javier se levantó. Había logrado recordar una gran parte de su colección... pero como siempre le distraía lo nuevo. Así que esa noche empezaría una nueva colección. Abrió la puerta, se detuvo a anudar el zapato izquierdo. Lanzó un suspiro profundo. La noche le esperaba. Solo dio un vistazo a la cama en donde yacía su cuerpo."
Se le llenaron los ojos de lágrimas. Cuánto tiempo encerrada en esa relación que ya apestaba. Su cuerpo recobró dimensiones olvidadas. Decidida, le dio la espalda a Javier. Salió de la habitación, se dirigió a la puerta. Giró la perilla. La mañana luminosa la esperaba. Se detuvo y anudó su zapato izquierdo sin siquiera intentar voltear la cara.

lunes, 23 de enero de 2012

Cállate


Cállate le decían una y otra vez. Todos, al mismo tiempo o uno a uno. Cállate le decían y él se ponía a explicar la razón de que fuera imparable hablando: Fíjate que sí quisiera porque me cansa a mi mismo hablar todo el tiempo y sin parar lo que sucede es que tengo seguramente un problema en el área de Broca donde habrá un desequilibrio sistémico o tal vez un tumor o un cáncer no lo sé exactamente pero de seguro es cualquiera de esas cosas y eso no es lo peor lo peor es que desde el inicio de la humanidad los hombres pensaban que había alguien dentro suyo que les hablaba y luego pensaron que eran los dioses o el dios y en realidad era el área de Wernicke que hace que hablemos con nosotros mismos y es el que nos da conciencia además de inteligencia por eso es tan difícil callar a uno como yo porque en realidad puedo cerrar la boca pero por dentro sigo hablando hasta quedar exhausto y quedarme dormido y aun así en sueño me sigo hablando y les sigo hablando y no importa que ya te haya hartado es algo que escapa a mi voluntad aunque saques esa cuarenta y cinco y me dispares seguiré hablando aunque quede bocarriba como idiota te digo que desde muy al principio de la humanidad pensaban que esta vocecita era algo ajeno a quien lo poseía y eso escapa a mi así que ahora qué voy a hacer aquí tirado en la calle y viendo cómo se va apagando la luz del sol para que aparezca esa otra luz más brillante y todos estos ¿seres? que me dicen al unísono y cada uno de ellos Cállate